Lira

sábado, 8 de enero de 2011

Alceo

Alceo nació en 630 a.C. en Lesbos de una familia aristocrática. Su vida fue marcada por el interés  político y por la lucha contra el poder absolutista de los tiranos Melancros, Mirsilo y Pitaco. Estos choques le llevaron al alejamiento forzoso da las actividades públicas. Su obra despertó la atención de los alejandrinos que la recopilaron en diez libros;  hoy nos quedan sólo cuatrocientos fragmentos.
Los temas de sus obras son muy variados: la pasión política, el amor, el convite, la batalla y la precariedad de la vida. Estos son  tratados con un tono muy  aristocrático  y con una gran vivacidad expresiva. Su poesía refleja las ideas de su propia eteria. Escribió además poesías dedicadas a los jóvenes.
Dos poemas
Bebe y emborráchate, Melanipo, conmigo. ¿Qué piensas?
¿Qué vas a vadear de nuevo el vorticoso Aqueronte,
Una vez ya cruzado, y de nuevo del sol la luz clara
Vas a ver? Vamos, no te empeñes en tamañas porfías.
En efecto, también Sísifo, rey de los eolios, que a todos
Superaba en ingenio, se jactó de escapar a la muerte.
Y, desde luego, el muy artero, burlando su sino mortal,
Dos veces cruzó el vorticoso Aqueronte. Terrible
Y abrumador castigo le impuso el Crónida más tarde
Bajo la negra tierra. Con que, vamos, no te ilusiones.
Mientras jóvenes seamos, más que nunca, ahora importa
Gozar de todo aquello que un dios pueda ofrecernos.

Destella la enorme mansión con el bronce;
Y está todo el techo muy bien adornado
Con refulgentes cascos, y de ellos
Cuelgan los albos penachos de crines
De caballo, que engalanan el arnés
De un guerrero. De ganchos que ocultan
Que están enganchadas las grebas brillantes
De bronce, defensas del más duro dardo,
Los coseletes de lino reciente
Y cóncavos escudos cubren el suelo.
Junto a ellos están las espadas de Cálcide,
Y muchos cintos y casacas de guerra.
Ya no es posible olvidarnos de eso,
Una vez que a la acción nos hemos lanzado.

Safo y Alceo - Lawrence Alma-Tadema












© Giulio Genovese 2011

viernes, 7 de enero de 2011

La lírica de Safo

Safo (Σαπφώ en griego), poetisa griega que vivió entre el VII y el VI siglo a.C. nació en Ereso, en la isla de Lesbos, pero transcurrió la mayor parte de su vida en Mitilene, la ciudad más importante de la isla. No se conoce tampoco la fecha de su  muerte ni las circunstancias en la que se produjo, aunque por una composición se deduce que alcanzo la tarda edad. La leyenda quiere que murió tirandose desde un faro en la isla de Lefkada, a causa del amor no correspondido hacia el joven Faón.
La oda a Afrodita es posiblemente una de las más bellas y delicadas líricas pervenidas, Safo expresa la pena y la ansiedad por un amor no siempre correspondido y el tormento que este le da. Esta lírica asume la forma de una oración en la que Safo intenta involucrar la diosa en su favor y esta prontamente interviene de manera directa. En esta poesía la fuerza emotiva se conjuga con la elegancia y la suavidad de las expresiones.


Oda a Afrodita

¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
   inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
   augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
   perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
   dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
   a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
   preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
   qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
   y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
   Si te rehuye, pronto te ha de buscar;
   si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
   ayuda todopoderosa!
Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor. 




© Giulio Genovese 2011