Safo (Σαπφώ en griego), poetisa griega que vivió entre el VII y el VI siglo a.C. nació en Ereso, en la isla de Lesbos, pero transcurrió la mayor parte de su vida en Mitilene, la ciudad más importante de la isla. No se conoce tampoco la fecha de su muerte ni las circunstancias en la que se produjo, aunque por una composición se deduce que alcanzo la tarda edad. La leyenda quiere que murió tirandose desde un faro en la isla de Lefkada, a causa del amor no correspondido hacia el joven Faón.
La oda a Afrodita es posiblemente una de las más bellas y delicadas líricas pervenidas, Safo expresa la pena y la ansiedad por un amor no siempre correspondido y el tormento que este le da. Esta lírica asume la forma de una oración en la que Safo intenta involucrar la diosa en su favor y esta prontamente interviene de manera directa. En esta poesía la fuerza emotiva se conjuga con la elegancia y la suavidad de las expresiones.
La oda a Afrodita es posiblemente una de las más bellas y delicadas líricas pervenidas, Safo expresa la pena y la ansiedad por un amor no siempre correspondido y el tormento que este le da. Esta lírica asume la forma de una oración en la que Safo intenta involucrar la diosa en su favor y esta prontamente interviene de manera directa. En esta poesía la fuerza emotiva se conjuga con la elegancia y la suavidad de las expresiones.
Oda a Afrodita
¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
Si te rehuye, pronto te ha de buscar;
si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
ayuda todopoderosa!
Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor.
inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
Si te rehuye, pronto te ha de buscar;
si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
ayuda todopoderosa!
Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor.
© Giulio Genovese 2011
Viendo una película donde se nombra a Lesbos comencé a investigar,y encuentro a la poeta que dio nombre a esta isla, muy interesante!!
ResponderEliminarMalditos
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